martes, 6 de octubre de 2015


Un lubricante sostenible se fabrica con aceite vegetal y espesante no tóxico


Investigadores del grupo Ingeniería de Fluidos Complejos de la Universidad de Huelva (España) han diseñado un nuevo lubricante basado en una mezcla de aceites vegetales y plásticos no tóxicos. Esta combinación alternativa a las grasas tradicionales, compuestas de aceites minerales y agentes espesantes metálicos, mantiene las características de consistencia y fricción pero resulta más respetuosa con el medio ambiente.

Según apuntan los expertos, la tendencia en la industria de los lubricantes se centra en la mejora de productos desde un punto de vista medioambiental. Las actuales grasas lubricantes de uso industrial están compuestas de aceites minerales y espesantes metálicos que no resultan biodegradables y pueden contaminar.

Por ello, los científicos andaluces han ideado una mezcla basada en aceite de girasol y una poliolefina, que es un copolímero de etileno y acetato de vinilo (EVA). “Consideramos los aceites vegetales por sus excelentes propiedades de lubricación, anticorrosión, buena relación viscosidad-temperatura y baja pérdida por evaporación en algunas aplicaciones industriales. Además de estas ventajas, los aceites vegetales también son fácilmente biodegradables y ambientalmente seguros comparados con los aceites minerales”, explica el responsable de la investigación José Enrique Martín-Alfonso.

La novedad de la nueva mezcla es que estos oleogeles no requieren un proceso laborioso en la fabricación, ya que no precisan una tecnología en particular, además de resultar más sostenibles. Esto se debe a que se adiciona al aceite vegetal un espesante no tóxico y respetuoso con el medio ambiente, el copolímero de etileno-acetato de vinilo (EVA). “Conseguimos temperaturas de procesado más bajas, con lo que el coste industrial es menor”, asevera.

Una vez obtenido, los investigadores caracterizaron el producto resultante y la influencia de la concentración de EVA en la microestructura de los nuevos oleogeles, así como su incidencia en la fricción. Los resultados del estudio, publicado en la revista Tribology International, mostraron que la consistencia de algunas formulaciones del nuevo lubricante fue similar a la encontrada en las grasas tradicionales de litio.

“Esta característica resulta fundamental, ya que el lubricante debe adherirse al sitio donde se aplique. Además, los ensayos donde se determinó el factor de fricción, mostraron valores similares a los de una grasa tradicional de litio”, puntualiza.

El aceite de girasol constituye uno de los ingredientes esenciales del nuevo lubricante.[Img #30988]



Los investigadores utilizaron en su estudio dos aceites vegetales, un aceite alto-oleico refinado (85% en peso de ácido oleico) y otro de girasol. Los expertos apuntan que la composición química de los aceites vegetales influye en las propiedades finales del lubricante. “En los ensayos de fricción, comprobamos que este factor disminuye cuando aumenta el grado de insaturación en el aceite, lo que resulta positivo en el producto”, precisa.

Los expertos acometieron también análisis de consistencia. En este sentido, probaron distintas cantidades de espesante para cubrir un amplio espectro de situaciones. También, sometieron la mezcla a una caracterización físico-química y a un análisis microestructural con un microscopio de fuerza atómica.

Además del aceite, el segundo ingrediente de una grasa lubricante es el agente espesante. Actualmente, el grupo onubense explora distintos materiales como alternativas a los jabones metales. En este sentido, además de usar polímeros muy extendidos en la actualidad como el polipropileno reciclado, presente en botellas, muebles o automóviles, están estudiando materiales biodegradables derivados de la celulosa.

Los expertos continúan trabajando para obtener más información sobre el comportamiento de fricción con la temperatura para entender profundamente cómo el copolímero EVA interactúa con aceites vegetales y para probar la aplicabilidad real de estas formulaciones. (Fuente: Fundación Descubre)

miércoles, 16 de septiembre de 2015

martes, 15 de septiembre de 2015



¡¡¡Hola chicos!!!!, os doy la bienvenida al nuevo curso.

Después de vuestras merecidas vacaciones espero que vengáis con muchas ganas de aprender y que sigáis con vuestra curiosidad para la Ciencia.



¡¡OS DESEO UN BUEN INICIO DE CURSO!!  





 

martes, 2 de junio de 2015

¿Qué es la evolución química?


La evolución química es una evolución basada en procesos químicos, no biológicos, que comprenden el cambiar compuestos inorgánicos simples a compuestos orgánicos complejos. Al inicio de la historia de la Tierra, compuestos químicos simples de la atmósfera y el océano se unieron para formar sustancias más grandes y complejas. Como resultado la química de los océanos y la atmósfera cambió con el tiempo haciéndose más compleja.

Según la teoría de la evolución química, el proceso responsable de este proceso fue la conversión de la energía cinética de la luz solar y el calor en energía química en forma de enlaces, que formaron moléculas grandes y complejas. Estas sustancias posteriormente reaccionaron entre ellas creando compuestos aun más complejos.

Todavía se desconoce cómo la evolución química dio origen a la evolución biológica. Los científicos creen que una molécula compleja evolucionó hasta ser capaz de autorreplicarse dando lugar al origen de la vida. Finalmente, una de estas moléculas se rodeó de una membrana dando comienzo a la vida celular.

Océanos primitivos

Los científicos creen que la evolución química y la evolución biológica tuvieron lugar en los océanos terrestres primitivos.

En un principio, la corteza sólida estaba tan caliente que el agua de las lluvias, al posarse sobre ella, se evaporaba instantáneamente. Sin embargo, la temperatura bajó todavía más, lo que permitió que en algunos puntos se depositaran pequeñas cantidades de agua líquida. La lluvia siguió cayendo con abundancia durante siglos. Los terrenos bajos, las cuencas y hondonadas se llenaron de agua, y los ríos bajaron caudalosamente desde las montañas para dar origen a los océanos. La composición del agua del mar se fue complementando debido a la acumulación de sales y minerales. Al principio la concentración era mínima, pero creció a medida que los ríos erosionaban la corteza sólida de la Tierra, y conforme las fuertes mareas reducían las costas a arena. Además, como resultado de la influencia del clima sobre los mismos minerales metálicos, éstos se fueron añadiendo al océano en cantidades crecientes. Las sustancias disueltas se vieron incrementadas por las erupciones, probablemente muy frecuentes, de volcanes submarinos y terrestres, erupciones ocurridas debido al escaso grosor de la corteza recién formada.

Los océanos primitivos permitieron que esta síntesis prebiótica comenzara en la Tierra hace unos 4.500 millones de años. En este periodo de la historia terrestre, la atmósfera de nuestro planeta carecía de oxígeno y estaba formada por metano, amoniaco, hidrógeno y vapor de agua. Cuando la temperatura de la Tierra disminuyó, el vapor de agua condensó y precipitó formando las primeras acumulaciones de líquido.

A medida que crecían los primeros océanos, los ríos que llevaban el agua de lluvia arrastraban desde la tierra minerales disueltos, entre ellos la sustancia más abundante: el cloruro de sodio, llamado comúnmente sal; además, llegaron al océano otras sustancias químicas en cantidades menores: cloruro de magnesio, sulfato de magnesio y sulfato de calcio, entre otras.
Estas erupciones también emitían cantidades ingentes de vapor de agua. Y todavía nos queda otra fuente de elementos químicos: los cometas. Hace más de 3,5 mil millones de años, el Sistema Solar interior se vio afectado por el bombardeo intenso tardío, un evento que causo el impacto de millones de meteoritos en los planetas rocosos que provocó que los materiales que constituían estos cuerpos pasaran a formar parte de la sopa primigenia o caldo prebiótico en el que surgieron las primeras formas de vida.




jueves, 28 de mayo de 2015

Una empresa vasca producirá caucho con biomasa de azúcares


Tecnalia y Kereon Partners han creado una nueva empresa de base tecnológica para producir caucho biológico hecho con biomasa obtenida de azúcares no alimentarios.

La nueva firma, llamada Biosyncaucho, basará su negocio en una tecnología  desarrollada y protegida por cuatro familias de patentes desarrolladas por Tecnalia y transferida a la nueva empresa.

Según informan estos grupos, la innovación da respuesta a la problemática de la obtención de 1,3-butadieno, un compuesto químico cuyo uso más conocido es la producción de caucho para la fabricación de neumáticos. Además de lo anterior, el 1,3-butadieno sirve también de base para la obtención de productos tan cotidianos como llantas, impermeables, calzado o carcasas de aparatos electrónicos, entre muchos otros.

En un contexto de mercado en el que se anticipa una escasez de 1,3-butadieno, Biosyncaucho fabricará un compuesto alternativo a partir de recursos renovables, aportando así alternativas económicamente viables y más ecológicas a fabricantes de neumáticos.


 "A día de hoy, no existe en el mundo ningún proceso industrial implantado de producción de 1,3-butadieno a partir de biomasa. Por eso, el desarrollo de este nuevo proceso sitúa a Biosyncaucho en la vanguardia mundial de la investigación química aplicada", señalan estas fuentes.